miércoles, 18 de julio de 2012

La sonrisa del chico del café

Bastó con que Jimena viera el pie, ascendiendo y descendiendo a una velocidad que le recordaba la fugacidad del ladrido canino, de ese hombre -joven, bien parecido, de lentes- para saber que se trataba del prototipo de un "más-que-su-amigo" vislumbrado por ella como ideal.
- ¿El amor? No puedo creerlo, es seguramente un chico bien parecido y solamente eso.
¿Solamente eso? Con esa mirada de hombre cordial, atento y culto. Caray, en esta ocasión el prototipo imaginado había sido sobrepasado por la realidad. Él platicaba con un par de mujeres. Jimena no lograba escuchar. En vez de ello, le decía su pensamiento: ¿has oído que risa tan linda tiene? Fue imposible abstenerse de observar al varón.
La estampa culminó poco tiempo después. Aquel trío solventó la cuenta de lo consumido y él subió en un carro blanco del lado del conductor, e inmediatamente, encendió el motor y sobre el concreto estampado condujo de reversa, para después tomar el bulevar y alejar su automóvil bajo las sombras de árboles perfectamente alineados. Perfectamente... como los astros este día, pensó Jimena.

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